o
tal vez era yo
reflejando
en mi espejo
lo
que tanto niego,
lo
que más odiaría
Tu
mente no estaba allí
navegaba en otro mar
de
oleaje sereno supongo
de
calma, de noche, en paz
turbado,
insolente, ávido
como
ese pasto desértico
añorando
a muerte el vendaval
Por
un instante mi mente me abandono
y
solo quedo mi cuerpo
inerte,
fijo, apático
mi
sobrada soledad
Hoy
te note distante
seria,
callada, fría
y
yo deseoso de aquel brillo
el
que llenaba mi alma
del
que emanaba alegría
Sé
que todo ha quedado atrás
lo
tengo cierto en mi mente
sé
que no serás mía nunca
ni
yo tuyo jamás…
Daniel Elias /
Angel de la madrugada