Ven,
ven que tengo sed
mis
labios secos te imploran
como
al árido campo trigueño
de
la lluvia la pequeña gota
Ven,
ven que muero y no me importa
que
no seas mía, y si de otro fueras
te
besare por las noches alma mía
con
la luna de cómplice, bañada de estrellas
sobre
la fría acera de mi pensamiento
donde
solo los cedros y el verde follaje
hacen
de mi esperanza, mi dulce anhelo
Ven,
ven amada mía
que
mi voz grita lo que el corazón implora
ven
y dame de tu boca ese dulce néctar
que
seduce a mis labios y alimenta a mi boca
La
noche será mi cómplice
en
ellas cobijare los deseos
y
la osadía que escondo en penumbra
Ven,
no pienses más
y
dame de tu boca el veneno
que
me ciega, que me embelesa
que
otro rechaza y de mi boca es mi deseo.
Angel de la
madrugada
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