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domingo, 11 de septiembre de 2011

El ángel y la musa del atarceder

  Quisiera compartir con ustedes una hermosa experiencia de vida que tuve hace algunos años, el primer escrito es mío, es mi forma de percibir aquella bella experiencia, la continuación es la contraparte, la forma en que lo vivió la musa del atardecer cuando coincidió en esta vida con el ángel de la madrugada, espero les guste…


Crónica de una lejana noche

Ahí estaba yo, eran las 10 de la noche aproximadamente, me temblaban las manos y mi corazón estaba a mil por hora, no podía creer lo que estaba haciendo, me parecía absurdo, era como si no me importara nada en la vida.

Solo me bastaba con ver su rostro una vez más, aquel bello rostro del que no había podido despedirme, aquella luz que mi vida nunca podría tener.........ya que era ajena.

Al verla parada ahí, enfrente de mí, con esa chamarra roja (sonrisa), fue como si Dios en ese momento me hubiera regalado un pedazo del cielo al que aspiro, pero que no se si cuando muera mereceré.

(Suspiro) fue bello el verte, el sentirme nervioso, el experimentar esa química impresionante que nos unía sin necesidad de tocarnos.

Moría por besarte y buscaba el más mínimo pretexto para hacerlo, lo anhelaba, anhelaba esa boca desde el día en que te conocí.

Por asares del destino nos fundimos en un beso, un beso que jamás mi mente podrá olvidar, un beso que jamás podré volver a dar, paro eso sí, un beso que llevare conmigo por el resto de mi vida.

No quería dejarte ir, pero sabía que no eras mía, sabía que otro había llegado antes que yo y que no dependía de mi el que te quedaras.

Fue realmente bello, pero como todos los momentos bellos de la vida tuvo que terminar; hoy mi camino es otro, lucho por diferentes cosas, mis sueños han cambiado, mis anhelos y esperanzas son nuevas, aunque en mi mente se que Dios me hizo ver que realmente el cielo existe.
Angel de la madrugada.


Musa del atardecer

Aun nos recuerdo caminando entre lo rústico, entre lo efímero y lo inevitable de nuestro encuentro, aun siento ese escalofrío que recorre la espalda al sentir tu mirada profunda, aun te veo recargado con la cabeza de lado encendiendo un cigarro frente mi ansiedad sutil.

Sin importar cuantos encuentros, cuantos lugares, cuantas personas; tu región tiene tu nombre grabado en mi memoria, no hay nada que escuche de ese lugar que no me haga vibrarte.

 Nunca pensé encontrarte y cuando lo hice, nunca pensé dejarte, una vez en tus brazos me sabía perdida. Una vez en tus brazos me sabía segura, era YO.
Mi conciencia me decía lo que venía y yo sin advertirlo pero deliberadamente lo ignoré, quería ser de ti en ese entonces, de nadie más.

Cuando nos detuvimos, en el lugar más remoto y más común, se oscureció el entorno, se nubló la noche; no podía pensar con tu aliento tan cerca, con tu piel rozándome, con tu ternura abrazándome… perdí la respiración y solo la encontré en tu boca…

Pasaron segundos, horas, siglos y ni un instante. Me invitaste a tu vida y quise quedarme, nos vi juntos, nos vi eternos.

Con una pieza de madera en mi valija, y las horas del amanecer que anunciaban mi partida me caía en pedazos, daba un paso y volvía la vista atrás esperando me detuvieras para siempre.

Desperté en un lugar distinto, vacía y sin poder  siquiera pensarte, en cada texto salía una lágrima, en cada llamada se reprimía un ¨Te amo¨.
Yo No decidí decirte adiós, lo decidieron por mí. Sujetaron mi conciencia, amarraron mis deseos, y te solté. Por luchar un guerra perdida. Por emprender una batalla en donde yo era la única que sacrificaría todo.

En el paso del tiempo cuando recuerdo esa noche esa tarde, esa vida. Nos veo, sonrío y agradezco el  oírnos latir aun en mundos distintos.

Es así, como una Musa del Atardecer se funde con un Ángel de la Madrugada

Annie.
(escrito hecho por Annie para el Angel de la madrugada).


1 comentario:

Anónimo dijo...

bellisimo amar y que t amen asi