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jueves, 21 de julio de 2011

Los errores del amor

Cuando empezamos a salir con alguien, buscamos conocer a la persona que nos llama la atención, observamos su forma de ser, de pensar y de sentir, lamentablemente los conceptos que tenemos de pareja muchas de las veces no son los correctos, y esto pasa porque el ejemplo que tenemos en casa algunas veces es disfuncional y somos el reflejo de lo que son nuestros padres.

Esto no quiere decir que si la relación de mis padres no funciono significa que la mía esta destinada al fracaso, que si mi padre o madre fue infiel yo también lo seré, o que si mi padre fue golpeador eso es lo que me tiene deparado el destino, esto no es así, tu eres el propio constructor de tu destino y el arquitecto de tu vida y tu serás lo que tu decidas ser en tu vida.

Dentro del conocimiento de la persona con la que salimos hay diversos tipos de señales que la persona nos manda, los celos, el trato, la manera de hablar, el comportamiento, son señales inequívocas de lo que es la persona en realidad, como dicen por ahí, “Si quieres saber como es una persona invítala a jugar algún juego y ahí te darás cuenta de cómo es y que valores tiene”.

Muchas de las veces confundimos las señales que este o esta (según sea el caso) nos mandan, creemos que el que nuestra pareja nos cele es sinónimo de que realmente le importamos a la otra persona, creemos que el que nuestra pareja nos hable fuerte y nos controle es sinónimo de pertenencia o porque nos ama mucho y en medio de esas confusiones de señales nos vamos adentrando en una relación en la que esos celos y ese hablar fuerte se vuelve peligroso.

Y es bien normal que confundamos estas señales, porque no estamos acostumbrados a que la realidad en las relaciones es otra, no estamos acostumbrados a que nos traten bien, no estamos acostumbrados a ser felices y necesitamos de los conflictos para estar bien, como la mujer aquella que alguna vez escuche, “Si no me pega mi esposo siento que no me ama”, que triste concepto de amor.

Primeramente debemos observar dentro de nosotros mismos que somos y que merecemos, démonos cuenta que merecemos alguien que nos ame, que nos respete, que nos quiera, que nos de nuestro lugar, que nos admire, si realmente observáramos el lenguaje corporal de lo que nos dice nuestra pareja o con quien salimos, nos evitaríamos tantos errores o conceptos equivocados de relaciones enfermizas.

Pero lamentable la realidad es otra, nos gusta vivir en conflicto, en aquello que no nos deja cosas buenas y poco aspiramos a lo sano, vivimos anhelando una relación padre en la que seamos plenos pero solo nos quedamos en eso, ya que si no hay conflicto la relación no nos satisface.

Que lindo seria que viéramos en la otra persona el respeto y el trato que tiene con nosotros, que padre seria que la libertad con la que te puede tratar la otra persona dándote tu espacio y dejándote ser y realizarte lo viéramos como una oportunidad para ser felices, en lugar de pensar que no le interesas a esa persona porque no te cela o no te controla, lamentablemente no nos damos cuenta de ello hasta que pasamos por una mala relación, y al termino de esta finalizas tan herido que ya no crees que pueda existir alguien que te pueda ofrecer algo lindo, pero como dicen los católicos según la biblia “Ante ti fuego y agua, a donde quieras meter la mano eres libre”, cada quien escoge lo que quiere; Que quieres tu??


Angel de la madrugada

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